Rompiendo barreras con la Fundación Real Madrid en Gaza

Raeda trabaja como profesora de UNRWA en Rafah, al sur de la franja de Gaza, en una de las 245 escuelas que la agencia tiene en la Franja. Raeda ha sido una de los pocos afortunados que han podido salir de Gaza para asistir a los entrenamientos que la Fundación Real Madrid está llevando a cabo en Cisjordania, con el fin de formar a los profesores que participarían después como entrenadores de las escuelas sociodeportivas.

Para Raeda participar en este proyecto significa mucho, sobre todo viniendo de Gaza. Como mujer, Raeda aprecia los beneficios que tiene el proyecto, en especial sobre las niñas. “Después de la escalada del verano, las mujeres se encuentran en una situación muy mala. A las niñas se les da la oportunidad de jugar, de pasárselo bien y de disfrutar, saliendo del ambiente de presión en el que viven. El proyecto significa mucho y juega un papel psicológico al mitigar el estrés de las niñas. Gaza tiene recursos limitados, sin este proyecto las niñas no tendrían la oportunidad de jugar al fútbol”, explica Raeda.

Raeda ha podido ver el efecto que este tipo de actividades tiene sobre las niñas en Gaza. Muchas perdieron su casa durante la guerra, el trauma ha hecho que se sientan tristes y se vuelvan más introvertidas. Raeda ha observado que tras participar en los entrenamientos, su situación cambia, “se vuelven más activas e interactúan más con el resto”.

Pero el hecho de que se incluyan niñas y entrenadoras en los entrenamientos está provocando también un cambio más profundo en la sociedad. “En Gaza está muy extendido que el fútbol es solo para chicos. Esto es nuevo y las entrenadoras han roto barreras culturales, publicitando el proyecto y haciendo saber que este proyecto facilita que las niñas jueguen, sin perjudicar sus costumbres y su cultura. Así que estas barreras se han levantado y las niñas han empezado a formar parte del juego. Ya no es solo para chicos”.

Para Raeda el proyecto está siendo muy beneficioso, ya que no solo les transmite a las niñas el mensaje de que pueden vivir como cualquier otra persona en cualquier otro lugar del mundo, sino que además, contribuye a que tanto los niños, como las niñas “se lo pasen bien, desarrollen sus capacidades, mejoren su estado psicológico y se adapten a la difícil situación en términos de restricciones de movimiento y bloqueo”.